La Ermita del Santísimo Cristo de los Desamparados, es el autentico origen de la villa.
Este hermoso templo ha recibido desde sus orígenes numerosas reformas.
La ermita consta de tres naves separadas por arcos de medio punto sobre columnas de piedra molinaza.
Preside el templo un gran arco de medio punto también de molinaza.
En el se puede leer las indicaciones de un devoto del Santo Cristo, el cual delata la ejecución de la Capilla Mayor en el siglo XVII.
Más tarde, en el año 1721, se reedificó el templo, así como con posterioridad ocurriria en el año de 1960.
De esta fecha son sus bóvedas y adornos reconstruyendose estas al estilo del siglo XVIII.
Original de esta centuria es el suntuoso camerín del titular, profundamente recubierto de unas coloreadas yeserías vegetales.
Hoy verdadero ejemplo del estilo barroco y toda una joya arquitectónica.
En el exterior de la ermita destaca la esbelta y hermosa torre de ladrillo construida en el año de 1909, que hoy día es todo una seña de indentidad de Pedro Abad.
Es también muy destacable y se aconseja no pasar por alto la visita al patio de la ermita, donde resalta el antiguo pozo en el cual se refleja la vida y la muerte, siendo este de época medieval, incluido en un bello espacio de paz y sociego rodeado de columnas encadenadas bancos de piedra y restos de capiteles.
El retablo principal es de estilo neobarroco en el que destaca las pinturas del arcangel San Miguel y del Rey FernandoIII, obras del pintor D. Rodrigo Prieto Rojas.
En la ermita se venera la milagrosa imagen del Santísimo Cristo de los Desamparados de Pedro Abad, realizada por el insigne imaginero D. Jacinto Higuera en el año 1939.
Se trata de un crucificado realizado en madera de la zona e inspirado en el original desaparecido en la Guerra Civil española del que solo queda un antebrazo.
La imagen, con un gran arraigo popular en la comarca, tiene la singularidad de que solo procesiona una vez cada 100 años, esperando la fecha del 2035 para su próxima salida procesional.