Considerada como la Catedral de la Subbética, esta iglesia responde a los cánones artísticos gótico-mudéjares y renacentistas. En este lugar posiblemente fue donde se encontraba la antigua sinagoga y luego mezquita de la ciudad, hasta que en 1240, después de la conquista cristiana, se adaptó al nuevo culto. La iglesia que actualmente conocemos fue iniciada por Hernán Ruiz I en 1498, en la parte de la cabecera, donde presenta tres capillas cubiertas con bóvedas de crucería cuyos plementos fueron policromados por el pintor Antonio Mohedano. De la misma época son las portadas de la Sacristía y la exterior de Ntra. Sra. de la Umbría.
En cambio, la portada de San Miguel, realizada en 1544, muestra la transición del gótico al renacimiento, mezclando elementos decorativos de ambos estilos.
El resto del edificio es renacentista, presenta tres naves con grandes pilares donde se apoyan arcos apuntados de inspiración mudéjar, así como una portada principal de claras influencias clásicas.
En su interior destaca el retablo mayor, una obra maestra del manierismo español. Está elaborado en su parte arquitectónica por Jerónimo Hernández y en su imaginería por Juan Bautista Vázquez el Viejo.
Capilla del Sagrario de San Mateo
En el interior del templo de San Mateo sobresale la magnífica capilla del Sagrario, realizada entre 1740 y 1772 sobre trazas del ilustre arquitecto local Leonardo Antonio de Castro y considerada como una de las joyas del barroco cordobés, y una de las obras escultóricas más importantes del barroco andaluz.
Presenta una magistral portada de jaspe negro, rojo y blanco, teniendo infinidad de embutidos de diferentes hechuras, tamaños y colores, realizada por el célebre maestro Juan del Pino Ascanio, natural de esta ciudad.
La Capilla del Sagrario tiene planta octogonal y en su alzado se levantan cuatro robustos machones, que a modo de pilastras sustentan cuatro pechinas que sirven de apoyo al tambor perforado por ventanas y la cúpula gallonada. Los maestros Jerónimo y Acisclo Ramírez de Quero dirigieron las obras, mientras que el recargado plan decorativo del conjunto, repleto de símbolos eucarísticos, doctores de la Iglesia, santos relacionados con la devoción al Santísimo Sacramento, elementos ornamentales de carácter vegetal o geométrico, espejos, fue encomendado al escultor local Pedro de Mena y Gutiérrez, que realizó tanto el trabajo de los estucados como la talla del grandioso tabernáculo que se alza en el centro de la capilla.
Entre tanto motivo ornamental se alzan tres grandes lienzos que representan temas como la Destrucción de los sacrificios paganos, el Triunfo de la Iglesia y el Triunfo de la Ley de Gracia.
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