Surge tras el traslado de la población a su actual emplazamiento en 1435, se erige por bula de Alejandro VI y se funda como abadía de los Fernández de Córdoba en 1497. La primitiva construcción, afectada por el terremoto de 1761 y reformada posteriormente, finalmente fue reemplazada por el templo actual levantado en 1784.
Se trata de un templo de sobria fachada, al interior se divide en tres naves separadas por pilares octogonales de ladrillo que sujetan arcos de medio punto y con bóveda de arista como única cubrición empleada, a excepción de la cúpula del presbiterio.
El retablo mayor, de gran sencillez y de estilo neoclásico, se terminó en 1790, relacionándose con el arte del cordobés Alonso Gómez de Sandoval. Se compone de tres calles, albergando la central las tallas de la titular del templo y de San Pedro. A ambos lados, en la cabecera de las naves laterales encontramos las capillas de la Inmaculada y Ntra. Sra. de los Dolores; mientras que las capillas del Sagrario y Jesús Nazareno conforman la línea del crucero.
Cuenta con un importante patrimonio escultórico, son dignas de reseñar las imágenes del Cristo Moreno de mediados del siglo XVI; Virgen del Rosario del círculo de Pablo de Rojas; Cristo Yacente y San Bartolomé atribuidas ambas al taller de Alonso de Mena; así como una valiosa imagen de San José de finales del siglo XVIII.
Atesora igualmente importantes piezas de platería como la custodia, obra madrileña y de estilo rococó regalada por el Abad a finales del siglo XVIII.