Construido sobre el antiguo Llano de Jesús, su actual constitución se debe al abogado, terrateniente, diputado y alcalde maleno Pedro Vargas Muñoz en 1894.
Es este paseo un amplio cuadrilátero de 106 x 21 metros, jalonado a ambos lados por sendas hileras de asientos de sillar, hoy cubiertos de mampostería, y tras los cuales se encuentran dos jardines perfectamente simétricos en forma de media luna cada uno. Es un lugar de esparcimiento y solaz, es lo que llamaríamos el pulmón de la Villa.
Aunque su existencia data de tiempo inmemorial, no siempre su configuración ha sido la misma, sino fruto de sucesivas reformas que lo han llevado a su actual fisonomía. Su primera cita en documento oficial data de 1856.
Construyose a costa de una parte del antiguo Llano de Jesús, en el límite con el de las Cruces, llanos que eran entonces ejidos del pueblo. El Paseo se interpuso entre la zona urbana y la ermita de Jesús, a la que dio un bello y florido marco. Quedó delimitado por el callejón de Jesús y la Redonda. Hasta fines del s. XIX estuvo dividido en dos partes longitudinales iguales, separadas por un largo banco de piedra y adornado de acacias y paraísos, que luego el Ayuntamiento de la Primer República sustituyó por naranjos, por corresponder este ornato al estilo de los parque andaluces y por un sentido práctico muy propio de entonces, ya que el Paseo podría autocostearse con la venta de las naranjas que produjese.
En los años 90 del s. XIX el alcalde Pedro Vargas Muñoz hizo una notable reforma, quitando el banco central, dejando un solo paseo, poniendo los bancos laterales y arreglando los jardines. Pero la reforma que terminó por darle su aspecto actual fue la de 1910, que consistió en poner el suelo de terrazo e instalar la portada de hierro que lo preside y el alumbrado. Entonces se le bautizó con el nombre del alcalde que lo engrandeció anteriormente: Paseo de Pedro Vargas Muñoz.
Este Paseo es el centro de las principales fiestas populares: la Feria de Mayo y la Fiestas Patronales de Ntra. Sra. de la Salud. En él se establece el real de la Feria, que con sus luces y gallardetes engalana aún más un parque lleno de flores y colores en los días de mayo. Son estas fiestas de mayo y septiembre las que abren y clausuran la temporada estival, que aquí llamamos la «temporada del Paseo».
En la actualidad está declarado Jardín Singular de la Provincia de Córdoba.
Descripción
Es un paseo con planta rectangular bastante alargada, cuya principal arboleda está formada por naranjos, en su gran mayoría dulces (Citrus sinensis). El jardín se articula alrededor de un gran eje central muy amplio con dos pasillos laterales en donde se van definiendo pequeños jardines de crucero alineados. Los arriates están limitados en su mayor parte por seto de evónimo (Euonymus japonicus) y bolas de la misma especie en sus esquinas, combinándose en algunos casos con setos de ciprés y de aligustre. El riego se sigue realizando por inundación y podemos ver las alcubillas de distribución en algunas de las plazoletas centrales.
De los años 80 del pasado siglo es la pavimentación con solería de terrazo de unos bancos de arenisca que bordean a ambos lados y a todo lo largo el paseo principal. Resultan curiosos también algunos bancos – anuncio que existían dentro del jardín con inscripciones en azulejo de las marcas comerciales que los patrocinaran como los de Caramelos Caparrós de Córdoba o vinos Cruz Conde. Estos bancos pueden admirarse en el nuevo Jardín de la Concordia, al otro lado del Guadalquivir, donde fueron trasladados.
Los arriates están llenos de rosales (Rosa sp.) y celindas (Philadelphus coronarius) y la arboleda está formada casi en exclusiva por naranjos, pudiendo ver algunos árboles de sombra en un área dedicada a juegos de niños. Destacan por su tamaño y su situación en el jardín cuatro casuarinas (Casuarina equisetifolia), dos a cada lado, que enmarcan un eje perpendicular al principal y que lo corta por el centro.
Es un jardín con pocas sombras, de primavera, muy soleado ya que los naranjos, aunque grandes para su especie, no consiguen formar grandes masas, lo que combina perfectamente con los rosales tan abundantes en los arriates, que aportan una nota cromática de gran valor. Tiene sabor de un huerto – jardín por la arboleda y por el manejo de la planta, lo que nos induce a pensar en un jardín muy popular y de gran valor social y tradicional. Se trata, sin ninguna duda, de un jardín muy peculiar de gran uso por parte de la ciudadanía.
Ermita de Jesús:
La Ermita de Jesús es un templo barroco del s. XVIII de esbelta fachada coronada por una airosa espadaña de tres vanos, que sustituye a otro de menor entidad que existía junto al viejo camino real de Córdoba a Sevilla.
En ella se alojan las imágenes de Ntra. Sra. de la Salud, patrona de Posadas, y de Ntro. Padre Jesús Nazareno, cuya Hermandad tiene confiada su labor de conservación. En el subsuelo existen importantes restos termales y, quizá, una alfarería.
Muy probablemente primero se llamaría ermita de San Sebastián, acaso en el siglo XV o en el XVI. La imagen antigua de San Sebastián databa del XV. Luego alternaban los nombres de ermita de Jesús y San Sebastián. En 1634 la ermita se cerró por ruina y se volvió a abrir en 1644. En 1658 se aloja en ella una imagen de la Virgen, a la cual acuerdan llamarle Nuestra Señora de la Salud. El terremoto de Lisboa de 1755 derribó el campanario y dañó seriamente su techumbre obligando a construir una ermita nueva, por acuerdo de 1786 del Consejo, Justicia y Regimiento de la Villa.
La nueva ermita es de estilo barroco y su encalada fachada de aires sevillanos está coronada por una grandiosa espadaña de tres vanos. El templo tiene planta de cruz latina y consta de una sola nave, que se cubre con bóveda, y de un crucero, que se remata con cúpula. En su ábside se abre el camarín de la Virgen de la Salud, por encima de la hornacina donde se halla la imagen de Jesús Nazareno. Ambas imágenes fueron destruidas en la guerra civil, encargándose otras nuevas posteriormente. La de la Virgen de la Salud se debe al artista sevillano Castillo Lastrucci.
Cuenta la leyenda que en 1658 iba la imagen cargada en un jumento con otro destino y procedente de Granada, pero al pasar por “Las Posadas”, cerca de la Ermita de Jesús, el animal enfermó repentinamente y murió, interpretándose entonces que era voluntad de la Virgen quedarse en la villa. Por lo que tras vencer la resistencia de los arrieros que la llevaban, se colocó en la ermita. En ese tiempo diezmaba a la población de Posadas una epidemia de peste. Ante las curaciones que hubo tras la llegada de la Virgen, el pueblo la aclamó con el título de “La Virgen de la Salud”. Por todo ello se decidió proclamarla Patrona de la villa.
Igualmente, surge un curioso relato con motivo del terrible Terremoto de Lisboa de 1755, ya que, el campanario se desplomó cayendo sobre la cocina del santero, resultando milagrosamente ileso su hijo de corta edad que se encontraba en ella jugando con una bellota, siendo rescatado por su padre con ella en la mano.
Frente a ella, Bonsor localizó importantes conducciones de agua en dirección a un grupo de cisternas, algunas de ellas dobles y colocadas unas sobre otras, con bóvedas de ladrillo y muros de argamasa. Son restos de termas romanas cuyas aguas medicinales han sido explotadas más tarde.
Allí encontró también este arqueólogo las paredes, tal vez, de una alfarería, construidas a base de hiladas de piedra, ladrillo y cantos argamasados.
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