La ciudad de Córdoba puede valorarse desde distintos puntos de vista: por su trazado urbano, por sus edificios, por sus plazas, etc., que conforman la personalidad de la ciudad y son un auténtico símbolo de lo que fue y lo que es.
En el S. XVIII Córdoba registra una notable implantación de órdenes religiosas, siendo la más popular entre ellas la de los franciscanos capuchinos, a la que pertenecía fray Diego José de Cádiz inspirador del popular monumento del Cristo de los Desagravios y Misericordia, hoy Cristo de los Faroles popularmente, que fue obra de Juan Navarro León en 1794.
Situado en una de las plazas más hermosas y místicas de Córdoba, Plaza de los Capuchinos, a la que dió nombre el austero convento franciscano fundado en 1629 sobre unas casas pertenecientes al marqués de Almunia.