Fuente del Rey, un umbroso parque bordeado por álamos en cuya explanada se extiende la fuente del mismo nombre, organizada en tres estanques ligeramente escalonados cuyo curvilíneo perímetro jalonan 139 caños de agua, los del nivel superior incorporados a mascarones.
Centra el primer estanque la escultura de un león luchando contra un dragón, tenida por obra juvenil de Alvarez Cubero, mientras que el segundo está presidido por el grupo de Neptuno y Anfitrite, de Remigio del Mármol, diseñador del conjunto.
Bancos de piedra que siguen el perfil de los estanques invitan a sentarse sin prisas para rememorar, arrullados por el rumor de los caños, las bellezas de tan monumental ciudad.
Detrás de la Fuente del Rey pervive su precedente Fuente de la Salud, de 1585, con un muro almohadillado de estirpe manierista, probable obra, como las Carnicerías, de Francisco del Castillo; un templete central cobija la reproducción reciente de la Virgen de la Salud que sustituye a la original, sustraída hace unos años.