Domina la plaza de la Iglesia la parroquia de la Inmaculada Concepción, erigida entre 1769 y 1779, cuya realización atribuye J. Rivas a maestros de la cercana Ecija o su comarca.
Se trata de un templo de tres cortas naves separadas por arcos de medio punto sustentados por columnas.
Al igual que otros templos de las Nuevas Poblaciones, los mejores retablos e imágenes proceden de iglesias de Jesuitas que Carlos III mandó trasladar después de expulsar a la orden; este origen atribuye A. Aroca a los tres altares de mármoles dedicados a la Dolorosa, la Virgen del Rosario y San José.
El retablo mayor es de la segunda mitad del XVIII y procede de la Catedral de Córdoba.
La fachada de la parroquia no se parece a ningún otro templo: está precedida de un pórtico abierto por tres arcos de ladrillo, mientras que del tejado emergen dos torres gemelas del mismo material.