En el punto más alto de la villa se alza su más interesante monumento, que es la parroquia de Nuestra Señora del Castillo, templo gótico erigido en el último cuarto del siglo XV que consta de tres naves separadas por arcos ojivales.
Bajo la cal de los muros se han descubierto interesantes pinturas, contemporáneas de la construcción.
Especial interés artístico ofrecen los retablos. El más antiguo es el de la capilla del Sagrario, en la cabecera de la nave del evangelio; es de estilo gótico y fue realizado en la frontera de los siglos XV y XVI, y en él sobresalen siete pinturas sobre tabla debidas a Antón Pérez y Bartolomé Ruiz.
El retablo mayor, de estilo renacentista, data de la segunda mitad del siglo XVI, y acoge en sus nichos relieves sobre la infancia y pasión de Cristo; la imagen de la Virgen del Castillo que corona hoy su ático es la más antigua de la villa, y recuerda los modelos de la segunda mitad del siglo XIV.