En la plaza de la Catedral se alza la parroquia de San Juan Bautista, soberbio templo gótico-renacentista de los siglos XV-XVI, cuyo interés artístico le ha hecho acreedor al sobrenombre popular «Catedral de la Sierra».
Interiormente, el templo consta de tres naves -la central cubierta por artesonado mudéjar- separadas por arcos apuntados que descansan en pilares con columnas adosadas.
En la cabecera del templo destaca la cubierta nervada de la capilla mayor, decorada con pinturas murales del XVIII que representan a la corte celestial, mientras que a los pies un sólido arco rebajado sustenta el coro.
Lo más vistoso del templo aparece al exterior, y especialmente en el lado de la epístola, en el que sobresale la portada en forma de arco triunfal, iniciada por Hernán Ruiz I en 1539 y terminada por su hijo en 1571, que el profesor Rivas Carmona considera la «obra cumbre del Renacimiento cordobés».
En la misma vertiente, junto a la cabecera, muestra el templo tres artísticas ventanas con decoración plateresca, realizadas por el primer Hernán Ruiz, que ostentan los escudos de los señores de Belalcázar, mecenas de la obra.
A los pies se eleva una esbelta torre de finales del XVI, obra de Juan de Ochoa.
El tesoro del templo guarda algunas piezas notables, como una custodia de farol de los siglos XVI-XVII y una urna eucarística rococó.