Nos encontramos en el lugar más antiguo de la ciudad, según la leyenda, origen de Pozoblanco. Datos verídicos no existen acerca del nacimiento, pero una de las versiones más aceptadas cuenta que en los albores del siglo XIV un grupo de pastores se estableció en este entorno.
La abundancia de pastos y un paraje privilegiado motivaron la construcción de sus cabañas en torno al arroyo de las Casas y cerca de un pozo.
Otra leyenda, menos verosímil, se refiere a la epidemia de peste acaecida en torno a 1345 en la villa de Pedroche. Los pastores huyendo de ella, se establecieron aquí, un plácido lugar con buenos pastos y clima. Construyeron sus cabañas en torno al caserío llamado del pozo blanco.
En la plaza se ve representado el escudo de la localidad. EL edificio -que está detrás del pozo viejo y que pertenece al ayuntamiento de pozoblanco-, es la sede de la peña flamenca. En su fachada, es llamativo el dintel labrado que enmarca la puerta, el cual nos permite recordar la historia de la Santa Inquisición; cuyo máximo apogeo tuvo lugar durante la edad moderna.
La Iglesia adquirió un gran poder apoyado, además por el estado monárquico.
En 1482 se implantó en la ciudad de Córdoba el Santo Tribunal que se igualaba en poder al Cabildo catedralicio y al obispo. Con el paso de las centurias fue aumentando su jurisdicción hasta llegar en el siglo XVI a tener bajo su dominio: Jaén, Ecija y la Abadía de Alcalá la Real.
El Santo Tribunal se caracterizaba por tener una organización y funcionamiento sobresalientes. Lo que empezó circunscribiéndose al ámbito religioso, con el tiempo fue adquiriendo un poder político.
Los inquisidores eran considerados autoridades y referentes esenciales para los monarcas. En las villas de la comarca, el Santo Oficio tenía a comisarios que velaban por la Fe y el control de la población.
Los comisarios eran los delegados de la Inquisición, sus informadores. Para remarcar su tarea, plasmaban su rango y calidad en los dinteles de sus casas; de tal modo que todo aquel que pasara por delante reconocía que la casa estaba consagrada al servicio. Éste es el caso de este dintel, que refleja un alfiz con las armas de la Iglesia y del Santo Oficio: las llaves en Sotuer se coronan con un birrete eclesiástico.