Sueña Guadalcázar con pasadas épocas de esplendor, cuyo testimonio encontramos en su antiguo palacio. Parapetada entre alomadas tierras cerealistas, sueña Guadalcázar con pasadas épocas de esplendor, cuando el primer marqués de igual nombre, Diego Fernández de Córdoba, volcó en la villa señorial muchas de las riquezas acumuladas durante sus virreinatos del Nuevo Mundo. Pálido testimonio de aquel añorado esplendor es aún la torre desmochada sobreviviente del antiguo palacio.
- Villa situada al oeste de la provincia, a 10km. de la autovía de Andalucía.
- Distancia a Córdoba: 28 Km.
- Altitud: 158 m.
- Extensión: 71,9 Km2
- Habitantes: 1.261.
- Gentilicio: Guadalcazareños.
- Mancomunidad: La Vega del Guadalquivir.
La actual población surgió a partir de 1377 cuando Lope Gutiérrez de Córdoba (que había recibido el señorío de Montilla y lo cambió al señor de Aguilar por otras propiedades, entre las que se hallaba la heredad de Guadalcázar) obtiene permiso real para edificar en el lugar una fortaleza y poblarla con sesenta vasallos, instituyendo así el señorío de Guadalcázar. Entre sus titulares destacó Diego Fernández de Córdoba, que en 1609 obtuvo de Felipe III el rango de marqués y llegó a desempeñar los cargos de virrey de Nueva España y de Perú.